Palmeras en la nieve

Llevamos un mes intenso: en abril se celebra el día del libro y en algunos lugares la feria del libro. Aquí tenemos la "Semana del libro y la lectura". En fin, que nuestra apretada agenda nos ha llevado al encuentro con Ana Belén Rodríguez Patiño nada más volver de las vacaciones de Semana Santa, a reunirnos al día siguiente para comentar Palmeras en la nieve, y a acudir al encuentro con su autora, Luz Gabás, cuatro días después.

Vayamos por partes: Ana B. Rodríguez estuvo encantadora, simpatiquísima y nos desveló alguna de las claves de los inicios de un escritor que manda su manuscrito a todos las editoriales y se hace un huequecito en el mercado literario (tomado por asalto por los grandes grupos). También supimos que va por la tercera edición de Donde acaban los mapas, y trabaja en otra de la que no nos quiso desvelar casi nada y también en una obra infantil.
Respecto a Donde acaban..., algunos de los asistentes al encuetro preguntaron sobre la cantidad de Historia, y la cantidad de ficción que hay en la novela; sobre algunos de los personajes (alguno salió mal parado por blando de carácter), sobre la cultura china y la filosofía milenaria de Jing Tao, sobre la parte de Ana que hay en Alicia... Fue un encuentro participativo y entrañable, estamos deseando repetir.

En nuestra reunión sobre Palmeras en la nieve, dedicamos elogios a la elección del tema: la presencia española en su colonia africana, Guinea. La familia protagonista, originaria de un remoto pueblo aragonés, tiene el alma dividida entre la montaña y África, un paraíso contradictorio, convulso, hostil y duro pero mágico, fascinante. Jacobo y su hermano Kilian siguen los pasos de su padre en el duro trabajo de una plantación de cacao. Alternan las interminables jornadas en el campo con alegres descansos en los locales de moda, aderezadas con compañerismo, amistad y por supuesto: amor, un amor que se repite en tres generaciones dando como resultado tres relaciones muy distintas entre sí.

Como explicó Luz Gabás en el encuentro, estas tres relciones amorosas reflejan los tres tipos de relación que mantiene España con Guinea: la del entendimiento; la del lejano turista; y la de la imposibilidad dolorosa y persistente en el recuerdo.

Nosotros no lo habíamos leído así. De hecho algunos pensamos que le sobraba romanticismo, pero es cierto que otros piensan que las historias de amor en una novela con tanto trasfondo histórico atrapan al lector y le animan a seguir leyendo.

Es eviente que la explotación a la que los colonos sometieron a los indígenas no se justifica por el hecho de que tuvieran buenas intenciones y realmente se mataran a trabajar, algo que nos confirmó la autora. Según sus palabras; "ni todos tan buenos, ni todos tan malos". Por eso refleja las diferentes posturas de los españoles respecto a la colonización y de los africanos según no sólo sus deseos de independencia y rencor hacia la imposición europea, sino según las propias tensiones entre minorías y etnias.

Por ponerle alguna pega: ¿Era necesario lo del hijo secreto? Nosotros pensamos que no mucho... pero hemos aprendido bastante sobre esa época y nos hemos dejado llevar por el magnetismo de estos personajes tan bien descritos. También nos hemos enamorado un poquito de África.
Una vez más nos preguntamos, también, si eran necesarias las 700 páginas. Nunca lo sabremos...

Ya sabéis, el próximo día, rendimos nuestro particular homenaje a Gabriel García Márquez.
Saludos, y buena lectura.

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