El Jardín Olvidado, de Kate Morton, para nuestra sesión del 18 de febrero



Kate Morton. Nació en Berri, el sur de Australia en 1976. Estudió la carrera de Literatura Inglesa en la Universidad de Queensland, se graduó con matrícula de honor beca para realizar un Máster centrado en Tragedia en la Literatura Victoriana. Su primera novela, La Casa de Riverton en 2006 se publicó con enorme éxito en 38 países, alcanzó el número uno en muchos de ellos y lleva vendidos más de dos millones de ejemplares en todo el mundo. La segunda novela, El jardín olvidado se publica en 2008 con unas ventas que superan los cuatro millones de ejemplares, supuso la consolidación absoluta de la autora  y le granjeó el reconocimiento masivo de la crítica y los lectores. A partir de aquí, la historia se repite: Las horas distantes (2010); El cumpleaños (2012);  El último adiós (2015) se vierten igualmente de inmediato en best sellers. Se estima que las ventas en todo el mundo de las obras de Kate Morton, que se publican en 39 países y en 32 idiomas, se acercan a los ocho millones de ejemplares.
 La autora sigue una misma fórmula en todas las novelas: estructura sus obras en diversos hilos temporales y hace girar sus argumentos en torno a misterios familiares. Para algunos lectores puede ser repetitivo y para otros es una apuesta segura.
Actualmente vive en Londres con su familia y continúa escribiendo.

El jardín olvidado

Cuenta tres historias entrelazadas entre sí, que suceden en tres momentos temporales:

El punto de partida de la historia es la de una joven australiana, Nell, que se entera el día de su 21 cumpleaños de que es adoptada, y de que sus padres la encontraron en los muelles, sola, con una maleta blanca, tras atracar un barco que venía de Inglaterra. Muchos años después (en los años 70) Nell investiga sobre su pasado, porque al fallecer sus padres, recibe la maletita con todo el contenido que llevaba en su día: papeles, alguna foto, y un cuento para niños. Ella no recuerda nada de esa época anterior a su llegada a Australia, pero cree que conocía a la autora del libro de cuentos y con esa pista y la documentación empieza su investigación, que le lleva a Inglaterra, a Cornualles.

En el año 2005, la nieta de Nell, Cassandra, sigue los pasos de su abuela por idénticos motivos: su vida no trascurre como ella querría, tiene un sentimiento de abandono, de soledad que le lleva a querer conocer el pasado de su abuela y repite la investigación de ésta a fin de retomarlo donde ella lo dejó (por falta de tiempo).

Ambas llegan a Inglaterra y a una niña llamada Eliza que tiene mucho que ver con el pasado de ambas, que vivió a comienzos del s. XX en Inglaterra y luego fue trasladada a vivir con unos familiares a una casa de campo de unos familiares en Cornualles.

La forma de entretejer historias de Kate Morton es un acierto, las tres historias van confluyendo con naturalidad, y también merece mención especial la ambientación de la novela. Muy lograda en todos los casos, con minuciosidad, detalles…sobre todo la de principios de siglo en la época victoriana, no solo las descripciones de paisajes sino los modales, las costumbres, la manera de hablar.

Estilo: La novela está muy bien escrita, con una prosa elegante (sencilla pero cuidada). A pesar de lo minucioso de la descripción de los paisajes y los personajes, hay economía del lenguaje, se da una visión muy completa con pocas palabras.

Una curiosidad es que como una de las protagonistas es autora de cuentos infantiles, dentro de los capítulos se incluyen algunos de los cuentos que tienen una gran carga simbólica y están relacionados de alguna manera con la trama.

Los personajes están bien perfilados, ricos en matices y muy diferenciadas entre sí, incluso los secundarios, con sus ambigüedades, sus contradicciones, su mundo interior muy bien reflejado.

La autora cuenta una anécdota sobre el jardín en el que trascurre gran parte de la historia, un cuidado jardín inglés en la casa de Cornualles, al que se accede a través de un laberinto. Se le ocurrió incluirlo porque buscaba espacios para inspirarse, y haciendo un recorrido por una serie de tramos de la costa inglesa encontró “Los jardines perdidos de Heligan” en una gran casa de campo mantenido por varias generaciones habían y un equipo de trece jardineros abandonado en la I Guerra Mundial y restaurado muchos años después. Le pareció que la idea de un jardín glorioso, olvidado en el tiempo era demasiado irresistible para abandonarlo, su historia encontró su ubicación y su título.

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