La tía Tula, Miguel de Unamuno

A los cincuenta y seis años, en 1920, el gran filósofo y escritor de la generación del 98, Miguel de Unamuno escribió La tía Tula, una obra en la que se aprecia el tono espiritual e intelectual del autor. La precisa concentración de sentimientos humanos, sin alardes literarios ni detalles de escena, ha permitido que la obra sobreviva incólume al paso del tiempo.
El tema principal es la vida de Gertrudis. Gertrudis es una persona impar, que no consigue o no quiere tener pareja. También es una persona que nunca acaba de realizarse, es decir, nunca se siente satisfecha y se siente como si no solucionase los problemas que se le presentan.
Lo más notable del estilo de Unamuno es la ausencia de descripciones del físico de los personajes, su situación histórica, las características del lugar donde se desarrolla la acción y el tiempo que dura ésta. Es decir, Unamuno rechazó la forma típica de las novelas naturalistas y realistas en las que la situación social y económica y los rasgos físicos de los personajes son muy importantes. Él prefiere darle más importancia a los sentimientos de los personajes.

Con “La tía Tula” Unamuno demuestra que pretende crear una forma distinta de novelar a la realista. Y además a lo largo de toda la obra deja ver su interés por el lado espiritual del hombre más que por el material y su deseo de inmortalizar su espíritu.

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